Pescado: El pescado es una excelente fuente de proteínas y ácidos grasos omega-3, que son esenciales para el desarrollo cerebral y visual del bebé. Se recomienda consumir pescados grasos, como el salmón, el atún y la sardina, al menos dos veces por semana.

Frutas y verduras: Las frutas y verduras son ricas en vitaminas, minerales y fibra, y ayudan a mantener una dieta equilibrada y saludable. Se recomienda consumir una variedad de frutas y verduras de diferentes colores, para obtener una amplia gama de nutrientes.

Proteínas magras: Las proteínas magras, como el pollo, la carne de res magra y los frijoles, son importantes para el crecimiento y desarrollo del bebé. Además, estas proteínas también ayudan a mantener una energía sostenible a lo largo del día.

Lácteos: Los productos lácteos, como la leche, el queso y el yogur, son ricos en calcio, que es esencial para el fortalecimiento de los huesos del bebé y la prevención de la osteoporosis en la madre.

Granos enteros: Los granos enteros, como el pan integral, la avena y el arroz integral, son una excelente fuente de energía y contienen vitaminas y minerales esenciales, como el hierro y la vitamina B.